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lunes, 12 de agosto de 2013

Defender los ríos cuesta la vida en México

El movimiento mexicano contra las represas fue sorprendido con el asesinato de uno de sus integrantes, justo cuando la organización cumple una década de actividades y denuncias de los perjuicios de esas obras
Veracruz, México. A pocas horas de empezar el Décimo Encuentro del Movimiento Mexicano de Afectados por Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER) en Amatlán de los Reyes, Veracruz, las delegaciones de diferentes partes del país fueron sorprendidas con la noticia del asesinato de Noé Vázquez, miembro del colectivo “Defensa verde naturaleza para siempre”, a pesar de que el gobernador del estado, Javier Duarte, afirmó que habría seguridad para el evento. Noé era artesano y trabaja con semillas, por lo cual se interesó en el cuidado de la tierra. Sus amigos cercanos lo describen como un hombre preocupado porque su comunidad estuviera informada de los proyectos que se planeaban. Ejemplo de lucha, participó también en el movimiento en contra del relleno sanitario. Apoyaba desde su quehacer como pintor y expresando a su comunidad distintas problemáticas. Él era el encargado de una de las partes iniciales del encuentro, un ritual de bienvenida que consistía en una ofrenda al dios Tláloc para el cuidado del agua y de la madre tierra. La idea era que también se presentara lo que se siembra en el pueblo: calabaza, plátano y orquídeas. El 2 de agosto, muy temprano, fue a recolectar plantas, follaje y flores del monte. Cuando bajaba del cerro fue sorprendido por Jonathan Contreras Jiménez, Luis Enrique de la Cruz Martínez y Armando Tlaxcala Hernández, quienes le arrancaron la vida. El cuerpo de Noé Vázquez fue entregado a sus familiares con 46 puñaladas en la cabeza y degollado con un machete. Fue encontrado amarrado de tobillos y muñecas por la espalda, boca abajo y en una posición “ritual” en el campo cercano a la sede encuentro, al parecer en alusión a la ceremonia de bienvenida que encabezaría pocas horas después, informó en boletín de prensa el MAPDER. Desde semanas antes, integrantes del Colectivo Defensa Verde denunciaron un clima de hostigamiento frente a las actividades que han realizado durante dos años por la defensa del río Blanco en contra de la construcción del proyecto hidroeléctrico El Naranjal. Ante el clima de violencia que embarga al estado de Veracruz (donde han sido asesinados 10 periodistas en la actual administración), el gobernador Javier Duarte confirmó días antes, en una reunión con miembros del MAPDER, que la seguridad de su aniversario estaba garantizada. Al mismo tiempo, publicó el decreto de Área Natural Protegida para la región, lo que impedirá la construcción de la presa. Ante el asesinato, se decidió de manera colectiva continuar con el evento, y durante este se recordó a Noé. Con el cuerpo presente, y ante asistentes y pobladores, su esposa leyó las palabras que habían preparado ambos para la ceremonia. El movimiento contra la presas, necesario El MAPDER está integrado por movimientos, organizaciones, personas y colectivos. Es un movimiento social autónomo, no partidista, horizontal, que busca el consenso, el respeto, la solidaridad y la ayuda mutua, la vinculación entre grupos sociales y seres humanos La importancia del movimiento anti represas y de las redes que lo forman no sólo yace en la lucha que han llevado en casos concretos, sino que han colocado en el debate las afectaciones sociales que se generan por la construcción de presas, el tipo de modelo energético, el intento de privatización de agua y los impactos del cambio climático. En México hay construidas aproximadamente 4 mil 200 presas, y hasta el día de hoy se han construido más de 47 mil de gran tamaño alrededor del mundo. Más de la mitad de los ríos del todo mundo tiene presas. Esto se traduce en más de 80 millones de desplazados por las presas en el mundo entero. En México se calcula que hay 180 mil personas desplazadas y empobrecidas a raíz del interés que mueve a la construcción de grandes presas. Los principales afectados son principalmente indígenas y campesinos (mazatecos, chinantecos, tzotziles, nahuas, zoques, huicholes, pames, hñähñúes, mayos, yaquis, etcétera). La memoria y las historias de las afectadas por presas dan los argumentos para decir no a este modelo. Las afectaciones sociales, económicas, culturales y ambientales de estos proyectos han causado mucho dolor, pero también la voz digna de los pueblos se ha alzado para decir que hay alternativas y que tienen el derecho para decidir sobre su vida. El crudo asesinato de Noé, así como el hostigamiento por militares a Julián- miembro de Comunidades y Ejidos Opositores a la Parota, Cecop, en Guerrero-, alerta sobre la vulnerabilidad de los habitantes organizados en nuestra nación. No hay mecanismo que pueda proteger a los ciudadanos que emprenden la defensa de sus territorios y el respeto a sus derechos desde las propias bases de la Constitución y de los tratados internacionales, firmados por México, frente a proyectos de desarrollo. Diez años de defensa de los ríos En el décimo aniversario del MAPDER estuvieron presentes integrantes del movimiento de los estados de Jalisco, Puebla, Colima, Guanajuato, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Nayarit y Distrito Federal, junto con organizaciones de derechos humanos, académicos y diversos habitantes de las comunidades afectadas por represas en Veracruz. El sábado 3 de agosto se compartió tanto un balance como perspectivas de la lucha en contra de las presas que inició hace diez años en Agua Caliente. En esa década se sumaron organizaciones que exigen la cancelación de proyectos hidráulicos de La Parota, El Zapotillo, Las Cruces, Paso de la Reyna, Cerro de Oro, Arcediano, Itzantún, Chinin, Boca del Cerro y de todas las mini hidroeléctricas que se pretenden construir en los estados de Veracruz, Puebla y Chiapas. Los ríos son las venas de nuestros territorios; detener su fluir es quitarnos la vida.

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