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jueves, 17 de octubre de 2019

Durante 2018, y lo que va de 2019, han asesinado a 32 de nuestros policías en Sonora en el cumplimiento de su deber.

El año pasado les arrebataron la vida a 11 elementos municipales: dos de Hermosillo, seis de Guaymas, dos de Cajeme y uno de San Luis Río Colorado.

De enero a octubre de este año, ejecutaron a tres agentes de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal de Sonora (AMIC) y a dos elementos municipales en Hermosillo; a dos de la policía de San Luis Río Colorado; dos policías en Empalme; cuatro municipales y uno de la Procuraduría Estatal de Seguridad Pública (PESP) en Guaymas; uno de la AMIC, un municipal y tres de la PESP en Cajeme; así como dos agentes más de la PESP en Plutarco Elías Calles.

Sus cobardes asesinatos han sido noticia, con casi nula reacción ciudadana ante sus muertes. Lejos de ello, los seguimos señalando y destacando sólo sus fallas, y generalizando que todos son corruptos. De acuerdo con la última encuesta de la ENVIPE, que mide la percepción de inseguridad, más de la mitad de los ciudadanos los considera corruptos. Les estamos dando la espalda.

Sin duda, habrá malos elementos que manchan a toda una corporación, pero también hay buenos elementos, honestos y entregados a su labor que se separan de sus familias para cuidar a las familias de todos.

Nuestros polícias no son personas extrañas a la comunidad. Nos representan, en lo malo y lo bueno. Al señalarlos negativamente, además de ser injusto, les bajamos la moral y alentamos la desunión entre sociedad y cuerpos de seguridad.  Ninguna policía puede enfrentar sola su misión, mucho menos con la actitud negativa de los ciudadanos.

Los ciudadanos no siempre somos las víctimas, ya que nuestras conductas también generan desorden en la convivencia social.La lucha de la seguridad no es exclusiva de la policía, es un asunto de todos y no podemos ser indiferentes. La indiferencia daña y mucho. Empecemos por alzar la voz cuando uno de ellos pierde la vida por cuidar de nosotros. Acompañemos en su dolor a sus familias, esposas, esposos, hijos y padres. Al menos les debemos esa solidaridad.

No hay posibilidad de descanso o pérdida de tiempo en la búsqueda de una sociedad segura y libre.

Los policías son el capital humano más importante para tener seguridad, para luchar contra el crimen y la delincuencia, pero necesitan de nosotros.

Exijamos contar con buenas corporaciones, integradas por policías y jefes comprometidos con su trabajo y con la sociedad, honestos, preparados, entregados al servicio público. También exijamos que se les proporcionen los recursos necesarios para que puedan cumplir con su misión. También debemos exigir a nuestros gobiernos acciones categóricas para lograr la depuración aquellos elementos que no merecen portar un arma y una placa.

Pero no seamos indiferentes ante la muerte de aquellos que dieron sus vidas por cuidar de nosotros, porque #LaIndiferenciaDaña.




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