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miércoles, 21 de enero de 2015
Todas las campañas políticas pierden, ¿menos la tuya?...
Por Ernesto Alonso López / CriticaPolitica.MX
Vamos siendo objetivos. Llega el día de las elecciones y entonces, Don Ciudadano se levanta, hace su vida normal y a la hora que le da la gana, va y vota, si quiere. Generalmente, no es su prioridad. Ni modo. Así de sencillo.
Ya que regresa a su casa, si es que no se va por ahí, Don Ciudadano mira la tele, escucha el radio, agarra el internet, o se informa por mitotes de la familia, de los resultados…
Checa quién ganó. Observa cuando mucho los porcentajes, una que otra nota escandalosa de alguien que llegó borracho a alguna urna y no lo dejaron votar; y a lo mejor, le alcanza el tiempo y el aburrimiento para saber por qué ganó, quien haya ganado. Y se acabó. Punto. No hay más…
Don Ciudadano vuelve a sus actividades productivas particulares y personales, por lo que una vez que ha sacado una conclusión, la que sea, le cambia al canal, se pone a ver videos chistosos o apaga el radio. Vuelve a su vida, aunque nunca se fue de ahí.
Mientras Don Ciudadano se desintoxica de las promesas y los spots, la política electoral sigue su curso y el día de las elecciones, sólo uno de todos los candidatos sentirá el elixir temporal del triunfo y los demás comerán camote amargo, por la derrota, sin hacer muchos gestos.
Esto nos lleva a entender un proverbio fundamental en política: todas las campañas electorales están condenadas al fracaso en el logro de conquistar el poder, menos una. Así es… Todos pierden, menos uno… ¿Triste?... Si, los políticos y candidatos lo saben. De hecho las carreras políticas están hechas sobre los fracasos de cientos.
A Don Ciudadano, ocupado en sus quehaceres personales y profesionales, no le preocupa mucho esto. En cambio, la pregunta que le da un martillazo en la mente a los candidatos perdedores la noche de la derrota es: ¿Qué hizo mi adversario, que yo no hice?... Muy sencillo: vincularse de forma excelente, no como los demás candidatos, con la psicología política de los electores. (Claro, esto en el caso de elecciones no viciadas o con trampa).
¿Qué hay en la mente de Don Ciudadano?... Votar lo puede hacer cualquiera, lo complejo es saber por qué Don Ciudadano te elige a ti y no a los demás…
Es algo fácil de responder. Difícil de hacer. La mente de Don Ciudadano fue influida por el ambiente, que implica la propia experiencia de vida que tiene, las redes sociales (virtuales y reales) a las que pertenece, así como los mensajes de los diversos medios de comunicación a los que tuvo acceso. Sin embargo, la mente de Don Ciudadano no es tonta, porque sabe que le quieren convencer de algo y es entonces cuando filtra el mensaje que emite el político y uno de los sentidos que más influyen en la mente de las personas es la capacidad visual (cómo veo al candidato), y el oído (qué dice y cómo lo dice).
Pero, para Don Ciudadano el que un político le brinde información no es prioridad en su mente. Su cerebro tiene ocupaciones más importantes que darle tiempo a eso. Lo único que hace cambiar todo esto es que el mensaje del político, luego que pasó los filtros visuales y auditivos, motive a la mente del ciudadano a prestarle atención, provocándole emociones con las cuales empatice. La motivación es fundamental. Si no hay motivación, de aquí en adelante nada sucederá. Olvídate del voto. Ni lo sueñes…
Una vez que la motivación se ha despertado en Don Ciudadano, su cerebro activa zonas de la mente que le permiten hacer algo básico: examinar rápidamente las particularidades de los candidatos a cuyos mensajes ha estado expuesto y después precisa su análisis con respecto a lo que le motivan cada uno de sus mensajes y con cuál se identifica más. Esto es muy rápido. Se hace en segundos. La mente es una máquina de pensar súper poderosa. Ya con estos resultados, Don Ciudadano se hace un mapa mental de quiénes son esas personas que le piden su voto y si se lo merecen; o si de plano, debe ignorarlos a todos.
Para hacer su juicio, la mente recurre a la memoria. ¿Qué sabe y qué hecho en el pasado ese candidato que ahora le está hablando y quiere el voto de Don Ciudadano?... Luego, la mente echa un vistazo al más cercano presente, reciente, y compara el pasado con el presente. Eso a veces redefine los juicios de Don Ciudadano.
Así, de manera muy sencilla, es como la mente de Don Ciudadano provoca el primer pensamiento básico sobre su intención de voto, con base en juicios propios, influidos por las tres razones de las que ya hablamos. Este primer pensamiento es muy emocional. El político genera confianza, o no la genera. Punto. La decisión sólo se mantiene si resiste pasar constantemente por los tres filtros fundamentales del cerebro humano: la propia experiencia de vida, nuestras amistades cercanas (virtuales o reales) y los mensajes en los medios de comunicación masiva.
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