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viernes, 9 de agosto de 2013

Las siete piezas del rompecabezas Loxicha, parte 6 La escuela de los presos políticos en Oaxaca

Conocer a Álvaro Sebastián y caminar con los principios de La Sexta Declaración de la Selva Lacandona fue, para el colectivo La Voz de los Xiches en Prisión, una verdadera escuela de lucha por la libertad.
México. “Luchar con los presos políticos nos ubica en nuestra justa dimensión, de acompañantes, no de protagonistas, ni de los que venden la resistencia de los presos. Eso nos dio un panorama bastante claro para tejer una relación fuerte con Álvaro”, señala Eric, delo colectivo La Voz de los Xiches en Prisión. En una extensa entrevista, Eric relata la historia del colectivo y su lucha contra la prisión política desde La Sexta. La entrevista es antecedida por un recuento del paso del primer recorrido de La Otra Campaña por Oaxaca y el posicionamiento zapatista y de La Otra Campaña ante el tema de los presos políticos de Oaxaca y de todo el país enmarcado en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. La Otra Campaña en Oaxaca El paso de La Otra Campaña por Oaxaca, en febrero del 2006, fue de los más largos realizados en los estados del país. “El futuro de Oaxaca es el futuro de México”, enfatizó el Subcomantante Insurgente Marcos, Delegado Zero del EZLN para La Otra Campaña. La gira duró ocho días, entró por la cuenca del Papaloapan, Veracruz y salió por la Mixteca hacia Puebla, haciendo escala en Tuxtepec, María Lombardo, Boca del Monte, Unión Hidalgo, La Venta, Juchitán, San Blas Atempa, Tehuantepec, Jalapa del Marqués, Guelatao, Santa María Ixcotel, Oaxaca, Yucudá y Tlaxiaco. En su recorrido, el Subcomandante Marcos tuvo encuentros con diferentes organizaciones sociales y políticas, sindicatos, pueblos indígenas, consejos de ancianos, estudiantes e individuos y colectivos pequeños. Entre las organizaciones del recorrido estuvieron presentes: Comité de Defensa Ciudadana (CODECI), Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (UCIZONI), el Consejo Indígena de Uxpanapa, Consejo Indígena Popular de Oaxaca Ricardo Flores Magón (CIPO-RFM), Frente Popular Revolucionario (FPR), Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT), Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Ayuntamiento Popular y Autónomo San Blas Atempa, Organizaciones Indias por los Derechos Humanos en Oaxaca (OIDHO), Coordinadora Oaxaqueña Magonista Popular Antineoliberal (COMPA), el Frente Único de Defensa Indígena, Coalición por los Derechos y la Dignidad de los Migrantes (CODEDI), Unitierra, Unión de Organizaciones d ela Sierra Juárez de Oaxaca (UNOSJO), Mundo Mejor, Coalición de Maestros y Promotores Indígenas de Oaxaca (CEMPIO), Itanoni, Chocosol, Frente Amplio de Lucha Popular (FALP), el Centro de Derechos Humanos Bartolomé Carrasco y el Centro Social Libertario. Los sindicatos también participaron, con la presencia de trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), la Universidad Autónoma Benito Juárez (UABJO) y de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), de Puentes y Caminos, empleados de los tres poderes estatales, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y del Sindicato de Mujeres. El recorrido de La Otra Campaña incluyó mítines, marchas, encuentros y visitas carcelarias, y llamó a la construcción de un movimiento de unidad de las de abajo. En Oaxaca tomó la bandera de la lucha contra los megaproyectos y parques eólicos en el Istmo, donde el Subcomandante Insurgente Marcos deseó que “ese viento que ahora quieren convertir en mercancía los gobiernos y las grandes trasnacionales, se convierta en un viento de rebeldía”. La Otra apoyó la causa de los presos políticos, en especial los de Loxicha, y convocó a una campaña nacional por ellos. A pesar de un panorama político complejo y fragmentado en Oaxaca, donde La Otra Campaña no estuvo exenta de críticas y roces, se logró reunir en un plenario de seis horas a la gran mayoría de las organizaciones oaxaqueñas presentes en La Otra Campaña. La Sexta, La Otra y la lucha por los presos políticos “Nos hemos comprometido como zapatistas, y estamos invitando a las demás organizaciones y a todos los miembros de la Otra Campaña a que pongamos en primer lugar, en esta primera gira, la exigencia de libertad a todos los presos políticos, a todas las presas políticas, y la cancelación de todas las órdenes de aprehensión que hay contra luchadores sociales, sea a nivel municipal, estatal o federal”, proclamó el Subcomandante Insurgente Marcos el 8 de febrero del 2006, al salir de una visita a los presos políticos de diversas organizaciones y regiones oaxaqueñas recluidos en el penal de Ixcotel, durante el primer recorrido nacional de La Otra Campaña. Tras el lanzamiento de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en junio de 2005, la demanda de libertad inmediata a los presos políticos de Oaxaca y de México tomó fuerza durante las reuniones preparatorias y luego durante las primeras semanas del recorrido de La Otra Campaña en enero y febrero de 2006. El 14 de agosto de 2005, por primera vez, el Delegado Zero se refirió a los presos en el penal de Santa María Ixcotel [1], al finalizar la segunda reunión preparatoria de La Otra Campaña: “Los hermanos que están presos en Santa María Ixcotel son otra vez la muestra de lo que pasa con los pueblos indios a pesar de tantas promesas y tantas reformas constitucionales. Están en la cárcel reprimidos por organizarse para defender sus derechos y defender la naturaleza. No por robarse dinero, no por comprar acciones en una empresa, no por ser diputados o senadores o gobernadores. Están por defender sus derechos y defender árboles, el agua, la tierra”. El 20 de agosto de 2005, al finalizar la tercera reunión preparatoria de La Otra Campaña, las zapatistas en el resumen señalaron que “hemos escuchado también propuestas de método en la Otra Campaña y ya algunas de ellas apuntan hacia el programa nacional de lucha; por ejemplo, lo de la libertad de los presos políticos [2]”. El 30 de agosto de 2005, al concluir la reunión con organizaciones no gubernamentales, colectivos y grupos, el EZLN afirmó [3]: “también estaremos con las organizaciones de defensa de los derechos humanos y por la libertad a los presos políticos”. El 16 de septiembre del 2005, durante la bienvenida a la primera plenaria nacional, el Subcomandante Insurgente Marcos -a nombre del EZLN- lanzó la consigna que movilizó la lucha por los presos políticos desde La Otra Campaña: “Tenemos que aprender a nombrar a nuestros presos y nombrar las represiones. En una de las reuniones se habló del caso de la represión en Guadalajara contra los jóvenes altermundistas; quienes hablaban no supieron dar el nombre de los presos. Es escalofriante. Nosotros, como La otra campaña, no podemos hacer eso; tenemos que ser leales entre compañeros, y no dejar solo a nadie, ni olvidarnos de nadie”. En ese mismo comunicado difundirá el calendario del primer recorrido [4] de La Otra Campaña. En enero de ese 2006, el Delegado Zero inició un recorrido por todo México para difundir la Sexta Declaración y preparar el camino para que nuevas delegaciones zapatistas recorran el país. En ese primer camino una y otra vez visitó cárceles, en algunas logró entrar, en otras se realizaron mítines afuera de sus instalaciones y ahí se reiteró la demanda por la libertad inmediata de los presos y presas políticos. En Oaxaca visitó los penales de Tehuantepec e Ixcotel, y exigió la libertad inmediata de los presos loxicha, los presos de Xanica, y de otros grupos de presos políticos y de conciencia oaxaqueños. Llamó a los adherentes a La Otra Campaña a luchar por todas las presas políticas y de conciencia del país, no sólo por los de la organización propia. El 8 de febrero de 2006 el subcomandante Marcos visitó el penal de Ixcotel. [5] Señaló que “empecemos por lo primero: si esta Otra Campaña empezó con un llamado a nombrar a nuestros muertos, a nuestros desaparecidos, a nuestros presos, es el momento de empezar a luchar juntos —sin importar qué organización sea— por la liberación de los presos políticos y de conciencia.” El Delegado Zero agregó que “tenemos que hacer este movimiento ya y empezar a exigir, con movilizaciones conjuntas, con acciones conjuntas, la libertad total e incondicional de todos y cada uno de los presos y presas políticas y de conciencia, sin importar a la organización a la que pertenezcan. Tenemos que luchar por la cancelación total de todas, absolutamente todas, las órdenes de aprehensión en contra de luchadores sociales. Estamos invitándolos aquí en Oaxaca a que hagamos eso; que juntos, la Otra en Oaxaca y la Comisión Sexta del EZLN, hagamos un llamado a todos los compañeros y compañeras de la Otra Campaña en todo México y empecemos a avanzar en esta campaña nacional por la liberación de los presos políticos y de conciencia y por la cancelación total de las órdenes de aprehensión en contra de luchadores sociales”. Con el asalto policiaco a Atenco el 3 y 4 de mayo de 2006, el tema de los presos políticos se llevó a un primerísimo plano en La Otra Campaña. La Comisión Sexta del EZLN se estacionó en el DF, indicó, hasta que fueran liberados los presos políticos de Atenco. La mayoría salieron libres a los pocos meses. El 2 de enero de 2007, en el punto seis del informe parcial de la Comisión Sexta del EZLN [6] sobre la consulta interna de La Otra Campaña (de las tareas inmediatas), se marcó “Luchar por los presos políticos y desaparecidos” como la que más interés generó, con 146 organizaciones, colectivos e individuos a favor, frente a los 108 de la tarea “Difundir La Sexta” y 39 para “Decidir el programa nacional de lucha”. El 10 de junio de 2007, en su propuesta organizativa para una instancia nacional contra la represión de donde nacería la Red Nacional Contra la Represión y por la Solidaridad, el EZLN señaló que en sus principios esta instancia debiera ser [7]: “incluyente en sus demandas: Asumir una posición política de solidaridad con todos los presos y presas, desparecidas, exiliados y deportadas, aun cuando no trabajemos directamente con todos, sean o no sean de la otra campaña.” Pero la lucha de los zapatistas por la libertad inmediata de los presos políticos no inició esos días, pues siempre estuvo presente. En la segunda mitad de los noventas había un alto número de presos políticos zapatistas. Tras el arribo de Fox al poder, una de las tres señales que las zapatistas demandaron para el diálogo fue libertad de todos los presos políticos zapatistas en Chiapas, Tabasco y Querétaro. Como toda organización de lucha, tras su salida a la luz el EZLN no dejó de tener presos políticos en estos casi 20 años. Desde ahí reivindicó y lanzó la lucha por la libertad inmediata para todos los presos políticos y – desde La Sexta Declaración de La Selva Lacandona y en una primera etapa, desde La Otra Campaña. Nacimiento de La Voz de los Xichés en Prisión Soy Eric, del Colectivo La Voz de los Zapotecos Xiches en Prisión. Este colectivo nació a raíz del trabajo que hicimos dentro del penal de Ixcotel con los compañeros conocidos como los presos loxicha. Surgió en el 2009, tres años después de la caravana de la Otra Campaña y de su paso por Oaxaca, por la necesidad de construirnos una identidad propia que reflejara nuestra forma de trabajar y nuestra percepción sobre la prisión política. ¿Quiénes son el Colectivo La Voz de los Zapotecos Xiches? Principalmente Álvaro Sebastián Ramírez. El motor de este trabajo es Érica Sebastián Luis, que acá fuera es la voz, los ojos y los oídos de Álvaro. ¿Quiénes más? Algunos compañeros solidarios con Álvaro y con Érica, que hacemos la labor de acompañamiento. Surgió la propuesta de trabajar como colectivo a raíz de la necesidad de construirnos una identidad propia que reflejara ese trabajo que nosotros llamamos de abajo y a la izquierda, que parte de nuestra adhesión a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y de nuestra pertenencia a la Otra Campaña; específicamente el ser integrantes de la Red Contra la Represión y por la Solidaridad. La lucha por los presos desde La Sexta Difícilmente podría responder qué es luchar por la libertad de los presos políticos en México, puesto que hay diferentes esfuerzos en todo el país. Al penal de Ixcotel entramos a partir del compromiso de trabajo que adquirimos como adherentes a la Otra Campaña. El compañero Subcomandante Insurgente Marcos, al recorrer Oaxaca, realizó una visita al penal de Ixcotel, que es donde estaban los presos Loxicha, los compañeros de Xanica y otros casos considerados prisión política. Cuando el Delegado Zero platicó con ellos se hizo un acuerdo de no dejarlos en su dolor ni en su lucha, y que la propuesta de la Otra Campaña partía de que un movimiento que no cura sus dolores no tiene futuro. De ahí partimos para considerar la lucha por la libertad de los presos políticos, la cancelación de órdenes de aprehensión de compañeros luchadores sociales, la justicia y esclarecimientos de asesinatos de compañeras por motivos políticos, el regreso de los exiliados, la presentación con vida de desaparecidos y desaparecidas y lo que después de Atenco se convirtió en el regreso de los deportados, compañeros internacionalistas con una vida ya hecha aquí en México -que después de la represión son expulsados ilegal y arbitrariamente a sus países de origen cuando ellos ya tenían nacionalidad en el país-. Desde ese punto de vista empezamos a ver necesario trabajar de otra manera en contra de la prisión política y por la libertad de las compañeras presas por luchar. A principios del 2006 nos costó mucho trabajo porque no había ningún antecedente de donde partir: la lucha por la libertad de los presos políticos estaba en una tradición de táctica-estrategia: “movilización, negociación, movilización”. Incluso en las reuniones preparatorias para lanzar una campaña nacional por la libertad de los presos, no se logró llegar a mucho, aunque era un acuerdo con la Comisión Sexta y la Otra Campaña en Oaxaca de que tenía que salir esa propuesta nacional para arrancar a nuestros compañeros de las prisiones. Fue bastante difícil, porque los que pensamos que urgía construir otro modo de hacer política, nos encontramos con el método predominante de que los presos van a salir sólo con negociación. Decían que con la fuerza de la Otra Campaña se presionara al gobierno para sentarnos a negociar, buscar mesas de diálogo y así arrancar la libertad de nuestros compañeros. Esa postura chocó con la idea de los que quisimos construir otra cosa. De los que no estábamos mirando hacia arriba, al poder, y que primero quisimos encontrar un punto de partida para saber dónde estábamos parados. En el caso de Ixcotel, estaban la compañera Isabel Almaraz Matías, mujer indígena loxicha; Pedro Castillo Gonzalo (vinculados también a grupos armados); Abraham de Xanica, y los presos loxicha: había algo muy diverso. Por los años que llevaban presos los compañeros loxicha, era una situación muy imponente. ¿Cómo íbamos a llegar nosotros a plantearles una propuesta de trabajo? Tenían todo nuestro respeto por haber luchado desde tanto tiempo por su liberación. Era muy complejo el panorama y no encontrábamos ese punto de partida, pero lo que inmediatamente encontramos es que los presos políticos han sido moneda de cambio, un botín para organizaciones, representantes y dirigentes. Tú luchas por la libertad de un preso político y de inmediato tienes una posición destacada en los medios que te coloca en un papel de interlocutor con el Estado para negociar las condiciones de libertad o de la no libertad. Fue lo que vimos al hacer la revisión de casos en la historia de México contemporáneo, que la mayoría de presos obtenían su libertad por negociación con el Estado y algunos poseían una base social grande. Los presos Loxicha ya no tenían una organización afuera que los respaldara, con sus familias prácticamente desintegradas, los vínculos con sus comunidades deteriorados y en un aislamiento económico, político y mediático que dificultaba la idea utópica con la que salimos en el 2006, de que en cada penal que hubiera un preso político se haría un centro de agitación política. La libertad de los Solidarios de la Voz del Amate Compartir con ellos la misma lucha por la libertad de los presos políticos es una escuela, es como lo que quisimos hacer desde un inicio y que poco a poco se ha logrado. Una gran escuela donde aprendemos unos de otros, donde las experiencias de los demás nos nutren y podemos mínimamente aportar algunos logros. Es muy motivante saber que los compañeros presos no están solos, que donde quieran que estén hay compañeros solidarios tejiendo redes para visibilizar sus casos, y que tarde o tempranos vamos a lograr la libertad de todos. Pero eso no se va a dar sin hacer nada, es un trabajo que tiene que ser desde abajo y tiene que involucrar a los compañeros presos. En el caso de los compas de Chiapas, es un trabajo muy importante que ha realizado el compañero Patishtán. Nosotros como colectivo, al empezar este trabajo con Álvaro adentro de la prisión, le llevamos información acerca del caso de Alberto y de su trabajo. Él se identificó mucho con eso porque también se le acercan los presos comunes para que les de revistas, lecturas, libros, “material”, dicen ellos. Con este conocimiento y en busca de una identidad propia, Álvaro y Érica optaron por tomar el ejemplo de la Voz del Amate. Dijeron, somos adherentes, somos de la Sexta y construyamos aquí La Voz de los Zapotecos Xiches en Prisión. Sí hay una fuerte vinculación, tal vez no directa, pero si una gran escuela que nos va formando para lo que hacemos. El caminar de Álvaro Sebastián y dentro de su prisión El caminar de Álvaro es el de un compañero que, de inicio, impresiona con su fuerza. Tiene muy claras las cosas, lleva muy presente su trabajo organizativo, sabe que aun estando adentro puede contribuir a la lucha que hacemos acá afuera, no sólo por la libertad de los presos políticos, sino para el trabajo organizativo de un colectivo, de las organizaciones, del movimiento. Sus comunidades son algo que lleva muy presente, la vida de su región, de sus pueblos, de toda la gente que lo espera. El caminar de Álvaro es el de un compañero que no se rinde, que a pesar de lo adverso siempre está pensando en lo que va hacer y cómo va a organizarse con los demás. Al conocer la Sexta Declaración de la Selva Lacandona él reconoció un proyecto de trabajo, es de los pocos compañeros que nos ha planteado el reconocimiento de sí mismo en el documento. Dice que “así trabajábamos nosotros en la región, estos son los principios con los que luchábamos, y definitivamente como pueblos indígenas no hay otro camino más que la Sexta”. La Sexta, dice el, es uno de los proyectos más avanzados que ha conocido, y que hasta este momento los zapatistas son los que nos han hablado con la verdad a todo el pueblo mexicano y a los pueblos del mundo. Además nos invitan a una propuesta diferente, a construir otra cosa. Álvaro lo lleva muy presente. Después de los 13 días que rompimos el aislamiento y que Érica pudo verlo por pantalla en el penal de Mengolí, una frase que se nos quedó muy grabada es que Álvaro dice: “dile a los compas que aquí ya estoy promoviendo la Sexta”. Creemos que aún antes de junio del 2005 –cuando salió a la luz pública la Sexta-, Álvaro es como mucha gente más de abajo, de los pueblos, donde no hay reflectores, no hay cámaras, donde no hay prensa pero que hacen ese trabajo de la Sexta desde mucho tiempo antes. Los presos y los solidarios Desde el 2006 entramos en contacto con los compañeros loxicha. Fue hasta el 2009 que Álvaro reivindicó la Sexta, yo suscribo y vamos a darle forma al trabajo. Tuvieron que pasar tres años de conocernos, de platicar, de ir tejiendo ese acercamiento. De buenas a primeras no se puede dar un trabajo organizativo o político. Fue un proceso lento, que nos permitió ir conociendo detalles tanto de la lucha por la libertad de los presos aquí en Oaxaca, como cuestiones muy específicas del caso loxicha. Entendimos que uno de los criterios importantes es que no queríamos luchar “por” los presos políticos, sino que teníamos que cambiar ese modo de relación. La forma que encontramos es luchar “con” los presos políticos. Ese cambio de palabra encierra una forma de caminar y de ver las cosas, de platicarnos entre todos, de reflexionar juntos, de decidir en colectivo y de no suplantar; no tomar a la compañera presa como un objeto que está ahí y que necesita de nosotros para luchar por su libertad. Lo que logramos con Álvaro es que se apropiara de su carácter político y que reivindicara su lucha por su libertad desde dentro del penal. Por eso menciono que él es el motor principal de este trabajo. Luchar “con” los presos políticos nos ubica en nuestra justa dimensión, de acompañantes. No de los protagonistas, no de los que dirigen, no de los que coordinan, tampoco de los que suplantan, venden, traicionan y claudican la resistencia de los compañeros presos. Eso nos dio un panorama bastante claro para tejer una relación fuerte con Álvaro, pero sobre todo un horizonte político fuera del asistencialismo. Álvaro se convierte en nuestro compañero y él nos acepta a nosotros como compañeros; el modo de relación cambia totalmente. Álvaro menciona que él se tuvo que reconstruir como sujeto, al mismo tiempo que nosotros empezamos a construirnos y reconstruirnos en otro tipo de sujetos, más allá del que toma la bandera de los presos para capitalizar mediática, política y económicamente, como sigue siendo en parte la tradición de la lucha por nuestros compañeros presos. Luchar por la libertad de los presos loxicha en México Para nosotros significa luchar por la humanidad. Ahora que se cumplen 17 años de prisión de los loxicha -no sólo injusta sino a todas luces ilegal-, vemos que en lugar de que el régimen actual abra una posibilidad para que ellos puedan acceder a su libertad, hace todo lo contrario. Los reubica en penales de máxima seguridad, los deslocaliza y los saca de las redes de apoyo de sus familiares y de toda la solidaridad que han recibido los siete presos en su conjunto. La tendencia de este régimen es hacerle lo que le han hecho a los presos loxicha a cualquiera de nosotros, a la gente común. En el contexto de guerra neocolonial, la clase dominante viene por todo y los que estorban van a ser tratados del mismo modo. Entonces luchar por los presos políticos de Loxicha es luchar por la defensa del territorio, por la autonomía de los pueblos, por la autodeterminación, por la vida misma. En los siete loxicha reconocemos a todos nuestros compañeros de lucha y de trabajo, reconocemos a nuestras familias y a nosotros mismos. Mensaje al mundo El mensaje es que sigamos resistiendo y tejiendo esas redes de solidaridad y de acompañamiento. La lucha por la libertad de un preso de carácter político o de conciencia es luchar por la humanidad. Si no lo hacemos ahora, definitivamente no tenemos oportunidad para lograr nada. Decían Los tres paseantes de Francia que todos los esfuerzos, por pequeños que sean, contribuyen a derrumbar los muros de las prisiones. Y esto es cierto. En el momento que Álvaro recibe la visita de los compañeros de la Confederación General del Trabajo (CGT) de España, de Los Tres Paseantes de Francia y empieza a recibir y enviar correspondencia y a participar en actividades políticas en Europa, en ese momento rompe ese aislamiento y las barreras que le intentan poner a su dignidad y a su sentido de lucha. Definitivamente todo lo que se haga en cualquier rincón del mundo y que sea por la libertad de un preso, sí contribuye. A veces nos sentimos solos y sentimos que somos pocos, pero cada vez hay más señales de que hay un avance importante en la lucha por la libertad. Tenemos que redoblar el esfuerzo. Oaxaca y sus luchas Hablar de Oaxaca y sus luchas sí es bastante complejo. A nosotros nos agrada mucho un chiste entre los compañeros de la Red contra la Represión y por la Solidaridad, en el que decimos que hablar de Oaxaca está complicado: aquí hasta el queso se hace bola. Eso describe perfectamente la situación respecto a las luchas y a las organizaciones. Desde la Voz de los Zapotecos Xiches en Prisión, y con nuestra identidad de adherentes a la Sexta, hemos tratado de caminar en ese horizonte que nos plantean: la autodeterminación y la autonomía como pueblos originarios. Definitivamente el no mirar hacia arriba, el no mirar al poder ni para pedir perdón ni para pedir permiso, sí nos ubica bastante fuera de la mayoría del contexto local, y más si es desde la lucha por la libertad de los presos. Desde ese eje nosotros hemos aprendido aquí en Oaxaca que la lucha por la libertad de los presos políticos es un eje de trabajo, una lucha que no convoca a las masas. Oaxaca trae una tradición, llamémosle de ese modo, de luchar con una táctica-estrategia, como lo plantea muy bien la Sección 22 en todas sus actas de acuerdo. Ponen como primero o segundo punto que reafirman su táctica-estrategia de movilización-negociación-movilización. La mayoría de organizaciones en Oaxaca surgen del seno de la Sección 22, entonces vemos, si no la incompatibilidad, sí una forma muy diferente de luchar. Nosotros, desde el trabajo que hacemos contra la prisión política y en específico por la libertad de los compañeros de Loxicha, del caso de Álvaro, sí vemos que definitivamente vamos por un rumbo diferente al que pretende ir el movimiento o las organizaciones. Al platicarlo con Álvaro, decimos que la lucha por la libertad de los presos políticos, la lucha con Álvaro, no se limita a las cuestión de analizar el concepto del poder, que nosotros no buscamos la toma del poder, no creemos que sea garantía de nada bueno. En este ejercicio de reflexión con Álvaro acerca de la prisión -y de un recuento histórico viendo cuántos espacios han acompañado la lucha por la libertad de los presos loxicha en estos 17 años-, analizamos que, al buscar otro modo, Álvaro sale de ese juego de palabras de los que luchan por el poder por el poder mismo. Entonces nosotros pensamos, ¿qué vamos a hacer? No queremos eso. Si lo trasladamos a la lucha por la libertad de los presos, y Álvaro lo ha ejercido bastante bien, es que no luchamos por la libertad por la libertad misma. No es: “compañero, ya obtuvo usted su libertad, nos vemos, fue un placer conocerlo, seguimos carteando, hasta pronto”. En el caso de Álvaro, ese fue el primer grado de reflexión: “Bueno, no voy a luchar sólo por mi propia libertad, voy a seguir luchando por mi pueblo y por los pueblos del mundo. Si la Sexta me da esa oportunidad de conocer otros pueblos, compañeros y espacios con los que me identifico y que me ven como un igual, yo encantado de luchar con ellos”. Ese otro modo de relación se empieza a practicar y nos lleva a otro grado de reflexión un poquito más grande: decir que no era necesario que estuviera libre Álvaro mismo para después luchar por lo demás (como dividir “primero lucho por mi libertad y ya que esté libre entro a la lucha con todos los pueblos del mundo”). Él y todos logramos entender que aun estando encarcelado puede seguir luchando con los presos del mundo, por la autonomía y por la autodeterminación. Al desarrollar esta dinámica propia vemos hacia fuera, y realmente no nos identificamos con muchas de las organizaciones que están en la táctica de interlocución con el poder, con el Estado, con el malgobierno. Volteamos para muchos lados y no tenemos para donde hacernos: Todos llegan a plantearte que ó estas equivocado, que estás con una táctica y una estrategia que no corresponde a la altura del conflicto loxicha, que lo que hay que hacer es buscar una mesa, que hay que negociarlo. Diferentes opiniones, pero nadie hasta este momento había reparado en que son compañeros y que ellos tienen que hacerse de su propia lucha, revindicarse a sí mismos y después entre todos ver cómo hacerle. Más con la plataforma de la Sexta, que nos ha enseñado que es caminar preguntando como podemos lograr algo, sin mirar al poder, sin suspirar al ver hacia arriba y decir “ay, ellos ya están ahí”, o “desde allá adentro podemos hacer algo”. No. Tenemos muy claro que la libertad de nuestros compañeros la vamos a obtener luchando y eso lo menciona Álvaro muy muy claramente. Es con la movilización, con la presión política, con el acompañamiento, con este tejido, con este construir organización, que lograremos mayor solidaridad y difusión del caso, mayor acompañamiento y por lo tanto, arrancaremos la libertad luchando -obviamente acompañado de algunas cuestiones jurídicas que no se pueden dejar de lado. Pero eso nos ubica definitivamente (pareciera) muy a la orilla, por fuera de la dinámica predominante con la que se trabaja en Oaxaca respecto a las demás organizaciones. No todo es eso. Por otro lado vemos colectivos pequeños y espacios de diversidad donde se privilegian las diferencias. En el otro espacio lo que se busca es la unidad y la uniformidad; si le entras debes pensar como ellos, no hay opción distinta. Pero de este otro lado, abajo, vemos que sí hay muchos espacios que están surgiendo, colectivos pequeños, compañeros individuales que también rechazan esa forma tradicional, en esa forma de hacer política que no garantiza más que meterte al Estado y desde ahí a ver si se pueden cambiar las cosas. Oaxaca tiene mucho de eso, y definitivamente por el otro lado sí hay una corriente que está creciendo, más ahora que resurge la propuesta de los compañeros zapatistas. Esto viene a dar un nuevo respiro, un nuevo aire de compañeros que se tienen que acercar, que empezamos a buscarnos entre iguales y que tejemos nuestro modo de relación ya con respeto, ya con otras perspectivas. Oaxaca está en esos espacios coexistiendo, pero definitivamente la lógica del poder es visualizar a un movimiento cooptado, que figure en los medios: “sí nos reunimos y platicamos”. Incluso hoy nos dijeron algunos funcionarios del mal gobierno -que llegaron a tratar de pararnos la actividad-, “Sí, los compañeros presos”. Esa idea de que el Estado es amigo de las organizaciones y viceversa, es algo que no aceptamos y no compartimos, y que sí nos ubica desde ese enfoque un poco fuera de contexto. La APPO y La Otra El 2006 oaxaqueño fue una mezcla de muchas cosas. Hay quienes dicen que fue producto de los más de 500 años de dominación, hay quienes dicen que el hartazgo de estar sometidos al priismo. En fin, fueron muchos factores que hicieron que detonara un movimiento bastante diverso, muy amplio, pero que definitivamente llegó a demostrar dónde verdaderamente está el poder: abajo. Arriba tienen sus auxiliares, sus bomberos, que justamente pareciera que cobran la cuota para apagar esos brotes que empiezan a encenderse. En ese 2006 de Oaxaca, sí hubo un factor que nosotros consideramos parte importante, que nutrió esas condiciones para que surgiera el movimiento magisterial popular: fue el paso de la caravana de la Otra Campaña, encabezada por el Delegado Zero. Cuando Marcos cruzó por Oaxaca sí logró contagiar a mucha gente de que algo se tiene que hacer. No sabíamos qué, pero algo se tenía que hacer, teníamos que organizarnos, acercarnos, juntarnos muchos para empezar a ver cómo vamos a resolver nuestros problemas. Uno de los logros que obtuvo el recorrido de la caravana de la Otra fue visibilizar muchas luchas, que no sólo los sectores como los campesinos, los estudiantes y los obreros existían; que había por ejemplo un colectivo de amas de casa que tienen una cooperativa de comida en su barrio, colectivos de diversidad sexual que hacen trabajos de salud comunitaria, compañeros de comunidades resistiendo contra las altas tarifas de la luz. Empezamos a romper esa cápsula que teníamos contemplada. Empezamos a ver una diversidad bien grande y dijimos, la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y la caravana de la Otra Campaña nos dice que tenemos un lugar ahí, que estamos convocados. Espacios tan diversos y obviados, al sentirse parte de un movimiento, empezaron a despertar una inquietud -que después, con las condiciones de 2006 magisterial popular, empieza a tomar una identidad de que aquí el pueblo manda y el gobierno tiene que obedecer. Fue un movimiento que tuvo mucha fuerza, y en su inercia se llevó prácticamente todos los esfuerzos. Nosotros como parte de la Otra Campaña no tuvimos la capacidad -nadie la tuvo- para pasar de la espontaneidad a un grado mayor de organización y crear estructura. Realmente la participación de todo el pueblo se desbordó a la lucha. Hubo grados muy elevados de organización. En la barricada se preparaba el café, pan, los cohetones; todos cooperan para lo que se requiera, la gasolina, la estopa para las antorchas. Era realmente darse cuenta que el vecino también existe y que también piensa como nosotros, y que en otra colonia, también están haciendo lo mismo. Empiezan a tejerse esos puentes entre todos, con un enemigo común que era el poder de arriba. Se da una tendencia a rechazar la figura de un dirigente, cualquiera que fuera. Lo que predominó fue la colectividad en la práctica, desde los hechos, desde la vida misma. Entonces eso la mayoría de las veces no es algo que alguien pueda decir “a pues esto lo vamos a cocinar así, estos lo vamos a manejar así”. No, fue muy difícil. Y como la Otra Campaña, la mayoría de adherentes desde organizaciones, colectivos, espacios, individuos adherentes, muchos dijeron que no había condiciones para trabajar la Otra Campaña, que era muy arriesgado, que se veía venir un grado de represión muy fuerte y que se retiraban del trabajo. Otros más migraron toda su energía a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, pero no hacia esa energía del pueblo, no a estar abajo, sino realmente a tirarle a un espacio de ese nuevo gobierno popular que se pensaba, bueno que unos pensaban instaurar. Vimos que la Otra Campaña en Oaxaca, no tenía una forma de poder sobrevivir a tanta fuerza. No a la APPO de los dirigentes, la que pintaban en los medios, sino realmente a la labor del pueblo. Pudiéramos decir en determinado momento que toda la gente ya hubiera leído la Sexta: identificaban bien quien era el enemigo, identificaban bien como se llama, identificaban que es lo que estaban haciendo para resolver sus problemas. El panorama fue muy amplio, pero a la vez a nosotros nos quedó bastante reducido como margen de trabajo. Nosotros en específico nos empezamos a coordinar con compañeros de colectivos que venían a Oaxaca para solidarizarse con el movimiento y demás, y responder a las propuestas nacionales. Al mismo tiempo que toda la energía que se movió con la APPO, definitivamente desplazó del centro de trabajo la propuesta nacional por la libertad de los presos que tendría que haber salido de aquí de Oaxaca. Fue muy fuerte ese despertar, todo eso que hubo en el 2006 que es bastante complejo, bastante difícil de resumir. —- La historia de los presos Loxicha se encuentra en un mar de dudas y caos controlado por las instancias de gobierno y de los medios de comunicación masiva. Los medios del poder llenan de obscuridad lo que entendemos como un acto ilegal e insoportable. La prisión política en este país se esconde debajo de un discurso de miedo y de falsas hipótesis que arrastran a seres humanos con nombre, rostro, dignidad e historia. Con esta convergencia de medios buscamos desanudar y desenmarañar una parte de esta historia de lucha y represión e iluminar la vida y el recorrido de resistencia de nuestros compañeros presos políticos. Nuestro territorio político y ético parte del consenso y de nuestra adhesión a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Luchar con un preso político es luchar por la libertad, libertad de todas y todos los que queremos un mundo donde quepan muchos mundos. Buscamos amplificar la voz del preso político Álvaro Sebastián Ramírez y de sus familiares adherentes a La Sexta, buscamos resaltar la historia y la lucha de los siete presos políticos loxicha, y buscamos articular con otros familiares de presos políticos para crear canales autónomos de diálogo rebelde.

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